¡Hola Fini!
Vivimos en una época donde el éxito muchas veces se mide por lo que se ve: el auto, el departamento, los viajes, la ropa, etc. Pero hay una verdad incómoda detrás de muchos estilos de vida “envidiables”: varios están construidos sobre deudas, no sobre activos.
En su libro «El arte de hacer dinero», Mario Borghino plantea una idea clave para quienes desean tener inteligencia financiera:
«Primero se construyen los activos y después el estilo de vida.»
Es un principio tan simple como poderoso. Una persona financieramente inteligente no empieza por gastar lo que gana, sino por multiplicarlo. Entiende que la verdadera libertad no está en tener más cosas, sino en tener más opciones. Y esas opciones nacen de los activos: inversiones que generan ingresos sin depender directamente de tu tiempo o esfuerzo.
¿Qué significa construir activos?
Hablamos de negocios, inmuebles en alquiler, portafolios de inversión, productos digitales o cualquier sistema que genere ingresos pasivos o semi-pasivos. La clave está en construir primero esa base financiera sólida que te permita luego diseñar el estilo de vida que realmente deseas, sin angustia ni sobresaltos económicos.
Lamentablemente, muchos hacemos lo contrario. Apenas empezamos a ganar un poco más, subimos nuestro nivel de gasto: el celular más nuevo, el auto más grande, más salidas, más tarjetas. ¿Y los activos? Bien, gracias.
Cuidado con la carrera de la rata
Robert Kiyosaki lo advierte en «Padre Rico, Padre Pobre»:
«La carrera de la rata es ese ciclo interminable de trabajar para pagar cuentas, donde cuanto más ganas, más gastas.»
Es fácil caer ahí. Porque la sociedad nos empuja a consumir, a mostrar, a comparar. Pero si seguimos ese camino, difícilmente lograremos estabilidad, y mucho menos libertad financiera.
Una pausa necesaria
Este es un llamado a la reflexión: ¿estás viviendo el estilo de vida que puedes sostener con tus activos, o con tu sueldo? ¿Estás construyendo tu patrimonio o solo financiando apariencias?
La invitación es a considerar seriamente el estilo de vida que hoy te mereces, no por status, sino por consciencia financiera. No se trata de vivir con miedo o austeridad excesiva, sino de ser intencional con cada decisión económica.
Fini, ya lo sabes: «primero siembra, luego cosecha». Primero construye tus activos, luego disfruta del estilo de vida que esos activos te puedan sostener.
¡Nos vemos!
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