¡Hola Fini!
¿Cómo te estás?
Yo estoy sentada, en mi oficina. Me acabo de terminar de comer un pan pita blanco, relleno con pollo y papas al hilo, sin cremas.
Hoy estoy con un apetito insaciable, no bastando con el pan relleno de pollo, ahora le he dado una gran mordida a un triple, integral, relleno de palta, huevo y tomate.
¿Por qué te estoy contando esto?, ¿cuántas veces has comprado algo que no lo tenías planificado y tampoco era necesario?
Cada sándwich me costó 7 soles, en total he gastado 14 soles.
¿Este gasto fue necesario? No.
¿Ha sido planificado? Tampoco, más bien ha sido de impulso.
¿Me ha hecho feliz? Pues…
Si hablamos de finanzas personales, a estas compras se le llaman gastos impulsivos.
Los gastos impulsivos se caracterizan por ser decisiones de compra rápidas, basadas en deseos inmediatos o influencias externas, y que a menudo no se alinean con el presupuesto o los objetivos financieros.
¿Por qué ocurren?
La mayoría se dan sin que seamos conscientes de ellos, suelen suceder por:
- Emociones: el estrés, aburrimiento, ansiedad o felicidad pueden desencadenar compras impulsivas.
- Publicidad y marketing: los anuncios, las ofertas atractivas, las redes sociales pueden generar el impulso a comprar.
- Falta de planificación: no tener un presupuesto o lista de compras puede facilitar las compras impulsivas.
¿Cómo evitarlos?
Las compras por impulso son difíciles de evitar. E incluso, en algunos casos hasta ayuda profesional puede que se requiera. No obstante, sin ir a los extremos, el primer paso es:
“Piensa dos veces antes de gastar”
El camino para evitar caer en las compras impulsivas es tener un momento de reflexión.
Cada vez que vayas a comprar algo, hazte las siguientes tres preguntas rápidas:
- ¿Es algo que necesito y lo tenía planificado?
- ¿Por qué lo quiero? o ¿para qué me serviría?
- ¿Se ajusta a mi presupuesto?, ¿me lo puedo permitir?
Continuando con el inicio, antes de comprar ambos sándwiches, éstas fueron mis respuestas:
- ¿Es algo que necesito y lo tenía planificado? No.
- ¿Por qué lo quiero? o ¿para qué me serviría? Tengo hambre, y éstos serían mi desayuno.
- ¿Se ajusta a mi presupuesto?, ¿me lo puedo permitir? Sí.
Estos sándwiches no los necesitaba; si no los compraba, no me hubiera muerto del hambre. Sin embargo, luego de varias reflexiones personales, llegué a la siguiente conclusión: Soy “muy antojadiza”, especialmente en lo que respecta a comida. Es por ello que, como parte de mi presupuesto, suelo reservar un monto para mis “antojos”.
¿Volvería a realizar la misma compra? No. Compraría solo un sándwich, el segundo fue 100% por impulso.
Estas tres preguntas me han salvado de varios gastos impulsivos que no necesitaba, pero, sobre todo, a respetar mi presupuesto.
Con esto, quiero que sepas que la mayoría suele tener gastos impulsivos, éstos no se eliminan. Sin embargo, los podemos controlar con un buen presupuesto.
Fini, enhorabuena si no sueles tener muchos gastos impulsivos. Pero si eres como yo, espero que mi caso te puede servir como ejemplo para corregir ciertos hábitos y alcanzar tu bienestar financiero. Ya sabes: Piensa dos veces antes de gastar.
¡Nos vemos!
Pd. Aquí te dejo algunos artículos como material de lectura:
https://www.bim.mx/el-espectro-de-los-gastos-impulsivos-como-evitarlos
https://rappicard.mx/2024/08/27/psicologia-del-gasto
https://lifeskillsadvocate.com/blog/impulsive-spending-and-adhd-17-ways-to-keep-it-in-check
Deja una respuesta